Stop n. 8

"El fuego eterno"

Hemos llegado a la amplia zona de la entrada norte, en la que se ha desarrollado una notable flora típica de las zonas húmedas, y que está ubicada en el punto por el cual entra el torrente, constituido por el arroyo Sa Duchessa, que recibe su aportación del arroyo Gutturu Farris-Sarmentus; la entrada es lo que se conoce como un sumidero y, como se ha dicho muchas veces, entra en el interior de la montaña a través de las grandes fracturas, que evidentemente han sido modificadas considerablemente por la acción corrosiva y erosiva de las aguas kársticas. En la parte superior se encuentra la boca de un pozo, donde se encontró un hueso fosilizado cuyo origen aún se desconoce.

Como se puede ver, la pendiente no demasiado pronunciada ha favorecido la formación de concreciones gours, pero en este caso son en su mayoría fósiles. Se trata de una zona que ha sido frecuentada desde la prehistoria. De hecho, se puede ver esa costra bajo el flujo, que se descubrió durante las obras de un dudoso proyecto de reurbanización, y que consiste básicamente en residuos de carbono procedentes de la combustión.

Alguien, con un exceso de imaginación, lo llamó "el fuego eterno", no tenemos pruebas de que fuese "eterno", pero que la zona era un punto de combustión está fuera de toda duda y, además, la proximidad del agua facilita la idea de una zona habitada. La bibliografía menciona las ruinas de una capilla dedicada al santo, pero ni siquiera en esto hay pruebas científicas; lo que sí es cierto es que existen los restos circulares de lo que debió ser un edificio (pequeño). La circularidad puede sugerir algo más, pero estamos esperando que sea certificado por los arqueólogos.

También son evidentes los restos de la muralla prehistórica que cerraba la entrada norte.

Se trata de una zona en la que es probable que una excavación arqueológica pueda encontrar cosas interesantes, ya que no se ha hecho ninguna hasta la fecha.