Stop n. 3

"Sa trona"

Nos encontramos ante un conjunto de concreciones de notable extensión desde el punto de vista estético que conforman una gran estructura, adornada con estalactitas y velas bajo el cual se ha formado una gran estalagmita con la parte superior completamente plana. Esto se llama "sa trona", y recuerda al púlpito.

La estructura superior se generó debido al flujo suave y ordenado del agua de las concreciones, proveniente de una gran fisura (probablemente en la capa intermedia) del techo.

La parte superior de Sa Trona es plana y su crecimiento se produce en el plano horizontal. Esto se debe al hecho de que la alimentación propiamente dicha no se concentra de forma puntiforme en el vértice de una estalactita central (como es el caso de las estalagmitas normales alimentadas por una gota o unas gotas concentradas), sino que se reparte de forma equitativa en una zona subcircular bastante amplia, y también a la discreta altura a la que cae el agua, ya que esta al impactar se aplana con rebotes circulares, a lo que hay que añadir la frecuencia del goteo, que se convierte en una auténtica cascada durante los periodos de precipitación. La altura también imparte un mecanismo de "aplastamiento" a los microcristales y esto ha favorecido el crecimiento planimétrico.

 

Este particular tipo de goteo es la consecuencia directa de la forma de la estructura superior (semicircular) que, por tanto, provoca un goteo abundante a lo largo de un semicírculo, que corresponde precisamente a la superficie plana de la punta de la estalagmita.

 

En el lado izquierdo de la estalagmita se puede ver un hermoso gour con la superficie exterior perforada por microgours recubiertos de calcita microcristalina que refracta la luz para crear un fascinante espectáculo de brillos.

 

Este tipo de concreción se debe a que hay una fuerte evaporación en el lugar debido a la presencia bastante común de fuertes corrientes de aire: la evaporación, a veces completa, del agua filtrada es la responsable de la evolución de dicha concreción. 


Como ya se ha mencionado, la cueva evolucionó debido a numerosas fallas inversas y el desplazamiento. En el relieve de M.te Acqua hay extensos afloramientos de cuarcita.

La abundante presencia de estas cuarcitas, claramente dispuestas a lo largo de las principales líneas estructurales, está ligada a la intensa actividad tectónica de la zona alrededor de la Grotta di San Giovanni, con la denominada superposición y las numerosas fallas, y la consiguiente compresión y la disolución parcial de los carbonatos.

Uno de estos cuerpos cuarzosos es precisamente el caso de la pared a nuestra izquierda, un espejo de falla formado por cuarcita que, dada su gran resistencia tanto a la erosión como a la corrosión cárstica, ha caracterizado de manera particular la evolución geomorfológica del tramo meridional de la cavidad: el río, de hecho, en correspondencia de este afloramiento, realiza una estrecha curva de 150° para sortear el obstáculo y retomar la dirección N-S en el último tramo de la cueva. Siguiendo la pared observamos que hay un gran depósito de concreciones en el fondo; es probable que existiera un gran ramal en esa dirección, dada la imponencia de las concreciones, y que haya sido excluido por los depósitos.

Frente a nosotros hay una gran costra de estalagmitas que fue perforada en parte de forma natural por la acción de la corriente subterránea y en parte por el hombre cuando se construyó la carretera. Esta corteza es un vestigio del suelo hormigonado que antaño cubría toda la cueva y qué, en épocas posteriores, como consecuencia del aumento del poder erosivo de las aguas del río, se desmanteló en gran medida en su parte central.

 

La observación detallada de estas formaciones muestra alternancias cíclicas de períodos de mayor concreción con formación de estructuras bien laminadas a períodos de aportes clásticos y/o de erosión-redisolución.

 

En algunos casos, la sección de una única cuenca contiene varias docenas de pisolitos, que han sido cementados y fosilizados.

 En otros lugares, la presencia de una coloración gris metálica sugiere la presencia de mineralizaciones secundarias, probablemente no triviales, aún por estudiar.