Stop n. 1

"... y todo empezó una mañana de Cambrico..."

Observando un mapa geológico de Cerdeña, se pueden ver los muchos colores que la componen.

La Diosa de la Geología ha sido generosa con Cerdeña, dotándola de un amplio surtido de colores que representan la historia antigua, muy antigua, de la isla; en esta coyuntura, Sulcis Iglesiente representa el comienzo, la parte más remota.

Hace más de 500 millones de años, un periodo que los geólogos llaman Cámbrico, en el fondo de un mar muy diferente a como lo conocemos en la actualidad, se depositaron las rocas que se convertirían en las estructuras montañosas del Sulcis Iglesiente.

Los relieves que encontramos hoy en día se caracterizan por una morfología muy escarpada que atestiguan la sucesión de diversos acontecimientos geológicos.

La zona en cuestión incluye el acantilado costero que va de Buggerru a Masua, y que, pasando por Monteponi, se une con el macizo de Marganai y sus ramificaciones orientales hasta llegar al Fluminese. Es una especie de cinturón que, debido a la presencia de importantes yacimientos minerales, es denominado "anillo metalífero de Iglesiente".

El nombre "anillo", que induce a pensar en algo precioso, está en armonía con la riqueza del subsuelo. La presencia de importantes yacimientos minerales de Plomo, Zinc, Plata, y en ocasiones Cobre, Mercurio, Fluorita, etc. dio lugar a una larga temporada de intensa actividad minera. En estas antiguas rocas ricas en minerales, las aguas meteóricas, el agua caliente del subsuelo con la adición de fuertes ácidos, han dado lugar a la formación de un rico patrimonio de cavidades naturales.

En este contexto, nos encontramos a unos 200 m de altitud y estamos en el borde meridional de este anillo y, más concretamente, en la parte sur del macizo de Marganai, del que P.ta Perd'è Cerbu (514 m de altitud) y M.te Acqua (540 m de altitud) representan los relieves terminales en dirección sur.

Los relieves descienden hacia la llanura de Cixerri y el pueblo de Domusnovas.